Un look de vértigo

Después de una dura semana de estudios hemos tenido un hueco para ver Madrid desde un punto más alto... la azotea de mi edificio. Al habla Erica, quiero contaros una anécdota que ahora nos hace gracia, pero en su momento pasamos mucho miedo. Después de hacernos estas fotos fuimos a bajar y en la total oscuridad no conseguíamos cerrar la puerta de la azotea ya que tenía truco, del cual no estábamos informadas. Nerviosas sin saber que hacer con la llave comenzamos a escuchar ruidos extraños en el piso de abajo, un hombre con arcadas, creímos. Era el ocupa del edificio. Seguíamos intentando cerrar cuando unos pasos resonaron en la escalera. Cagadas, no literalmente, volvimos a salir a la azotea de nuevo a llamar a mi madre. Nerviosas y totalmente en silencio esperamos a que viniera. Cuando por fin cerró mi madre -el truco era tirar del picaporte a la vez que echas la llave- bajamos aún escuchando ese extraño ruido. ¡La puerta del ocupa estaba abierta! Como podéis comprobar en la última foto, el bolso de Alejandra pedía ayuda. Bajamos corriendo, aterradas hasta que por fin salimos al patio de la urbanización y respiramos hondo. Moraleja: no subas a una azotea si en el edificio hay ocupas.

Un consejo, para animar un conjunto un bolso puede ser decisivo.